Somos parte de una delegación indígena brasileña, que parte hacia Glasgow, Escocia, como representantes de las inquietudes y portadores de mensajes urgentes de los más de 305 Pueblos Indígenas de Brasil.

Somos hombres y mujeres, descendientes de generaciones milenarias de guardianes de los biomas sudamericanos, y estamos unidos a los pueblos originarios de todos los rincones de nuestra Madre Tierra.

En todos los continentes, los pueblos originarios luchan por proteger sus tierras y garantizar a todas las especies el derecho a vivir. Nuestra lucha es por nuestras vidas y nuestros territorios, por la defensa de las últimas tierras ancestrales y por enfrentar la crisis climática de nuestro planeta. Nuestra lucha es por la curación de la Tierra. Por ello, reiteramos la urgencia de demarcar nuestros territorios.

La Tierra Indígena es garantía de futuro para toda la humanidad. Nuestra relación con el territorio no es de propiedad, explotación, expropiación o apropiación, sino de respeto y gestión de un bien común, que sirve a toda la humanidad como polos para contener las dinámicas extractivas que provocan la crisis climática. Hasta hoy, y esto no decimos nosotros, sino la ONU y varios institutos de investigación con la más alta reputación que la ciencia occidental puede exigir, los Pueblos Indígenas somos los principales responsables de la preservación de los biomas del planeta.

Al salir de nuestros pueblos y cruzar el Océano Atlántico hacia la convención climática más importante que ha instituido la gobernanza global, traemos en nuestras maletas nuestro conocimiento tradicional y la autoridad para afirmar que nuestros territorios son oasis de biodiversidad y modelos de soluciones climáticas. Nuestra cultura y nuestro conocimiento son originalmente ambientalistas, incluso antes de que se inventara este término.

Muchos de los que nos escuchan hoy no comprenden toda la energía que ponemos en esta misión. Damos forma y protegemos nuestros biomas al precio de la sangre de millones de familiares. El genocidio de los pueblos originarios, la persecución de los defensores de los territorios y la toma ilegal de nuestras tierras es el mayor y más extendido crimen que ha producido la humanidad a lo largo de su historia. Este es un crimen en curso y presente, que denunciamos en todas las instancias que ocupamos.

Es fundamental que el mundo comprenda que no hay solución para la curación de la Madre Tierra que no tenga los pies en la tierra. Conectarse con la tierra, sentir sus necesidades, comprender sus ciclos y desequilibrios es fundamental para revertir el daño causado en los últimos siglos por la sed de acumulación irresponsable, desigual y ecocida.

Lo que sentimos en nuestros pueblos, territorios protegidos a mucho costo, son los devastadores síntomas del apocalipsis climático. El genocidio indígena y la continua expropiación de nuestros territorios por avances legislativos e intereses depredadores es una clara señal de que nuestras tierras son las últimas Reservas del Futuro. La masacre de pueblos indígenas es un presagio de la devastación irreversible que se está cobrando víctimas en bosques, campos, sabanas, en todos los biomas del mundo. Sin contener, llevará a todos los seres vivos a un final trágico, doloroso e injusto.

A las autoridades y expertos reunidos ahora en Glasgow, les pedimos que tomen medidas reales para proteger nuestros territorios y trabajar incansablemente por un sistema de producción más justo y menos contaminante para todas las sociedades.

Vamos a Glasgow para advertir una vez más al mundo, y esta vez con más gravedad: ¡la humanidad está llevando el destino de todos nosotros al caos y la muerte! Nuestra Madre Tierra está agotada.

El futuro del planeta y las especies que lo habitan depende de nuestra capacidad global de cooperar para defender y fortalecer a los pueblos indígenas y las comunidades locales, garantizar la seguridad de los territorios tradicionales de los intereses económicos depredadores y crear y promover soluciones efectivas basadas en el clima, en la naturaleza y en las comunidades que la protegen.

Por lo tanto, nos oponemos a las falsas soluciones basadas en innovaciones tecnológicas elaboradas a partir de la misma lógica desarrollista y productivista que provoca el cambio climático. Criticamos las soluciones que no reconocen a los pueblos indígenas y las comunidades locales como puntos centrales en la defensa de los bosques, la reducción de la deforestación y los incendios, y como esenciales para asegurar el objetivo declarado de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados Celsius.

¡Esperamos que este mensaje llegue a los líderes mundiales, empresarios y organizaciones de la sociedad civil presentes en la COP 26, vibre en sus corazones y reforeste sus mentes!

¡DEMARCACIÓN YA!
No hay solución para la crisis climática sin los Pueblos y las Tierras Indígenas