Foto: Scott hill

 

 

La comunidad internacional exige a las instituciones brasileñas el respeto de los derechos de los pueblos indígenas y rechaza la tesis del Marco Temporal, que será juzgada por el Supremo Tribunal Federal (STF)

 

La lucha de los pueblos indígenas de Brasil por el respeto de sus vidas y territorios ha ganado cada día más un relevante apoyo internacional. La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib) entiende la importancia de buscar la atención del mundo y ocupar todas las instancias posibles para garantizar el respeto a sus derechos, especialmente en una coyuntura interna en la que las instituciones brasileñas, que deberían velar por el bienestar y la garantía de los derechos de los pueblos indígenas, se convierten en espacios amenazantes.

 

Desde el inicio del gobierno de Bolsonaro, la actitud del Estado brasileño hacia los pueblos indígenas se ha convertido en una política de muerte y destrucción. Las políticas públicas que tomaron años para garantizar se han sido interrumpidas precipitadamente, las instituciones indígenas, como la FUNAI, han sido ocupadas políticamente y sus objetivos institucionales han sido distorsionados. El Estado se ha omitido sistemáticamente de sus deberes constitucionales de proteger a los pueblos indígenas, cuando no se ha revelado como enemigo.

 

En este escenario, el apoyo internacional es aún más relevante. El apoyo de socios, agencias internacionales y organismos multilaterales llama la atención de la comunidad mundial sobre el escenario de constantes amenazas y violencia que viven los pueblos indígenas en Brasil. Sin embargo, más allá de movilizar la solidaridad internacional, este movimiento también provoca que las instituciones brasileñas se muevan en defensa de los pueblos nativos.

 

Así, la Apib y sus organizaciones regionales han recibido con gran satisfacción el apoyo de diversas instituciones internacionales en los últimos días, especialmente tras el inicio del campamento de Lucha por la Vida en Brasilia. “Estamos realizando la mayor movilización de nuestras vidas, en Brasilia, porque es nuestro futuro y el de toda la humanidad el que está en juego. Hablar de la demarcación de las tierras indígenas en Brasil es hablar de garantizar el futuro del planeta con soluciones a la crisis climática”, refuerza Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de Apib.

 

En el primer día de la movilización, la coordinación de Apib y los representantes de los pueblos Yanomami y Munduruku recibieron la visita de la Internacional Progresista, una red internacional de ONGs, partidos políticos, sindicatos y otras instituciones que luchan por los derechos humanos, en una muestra de apoyo internacional. El comité recibió copias del Dossier Internacional de Denuncias lanzado por la APIB la semana pasada, como herramienta para denunciar la agenda antiindígena que se apodera de las instituciones brasileñas bajo el gobierno de Bolsonaro.

 

En los próximos días, representantes de la APIB tienen una intensa agenda de reuniones con embajadas y representaciones diplomáticas en Brasilia, ocasiones en las que presentarán el Dossier Internacional de Denuncias y dialogarán sobre el necesario apoyo de los estados extranjeros para frenar la agenda antiindígena que avanza en Brasil. Las reuniones comenzaron ayer, con una visita a la Embajada de Noruega, donde fueron recibidos por el Embajador Nils Martin Gunneng y el oficial de programas Kristian Bengston. Esta mañana fueron recibidos por la embajadora de Francia, Brigitte Collet.

 

La ONU y la OEA refuerzan la lucha contra la tesis del hito

 

Ayer (23), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano de la Organización de Estados Americanos (OEA), y el Relator Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, Francisco Cali Tzay, se pronunciaron contra la tesis de Milestone, que está siendo debatida por el Supremo Tribunal Federal (STF) en el ámbito del Recurso Extraordinario (RE) 1.017.365.

 

El RE trata de una acción de posesión presentada por el estado de Santa Catarina contra el pueblo Xokleng, en relación con la Tierra Indígena (TI) Ibirama-Laklãnõ, donde también viven indígenas guaraníes y kaingang. En 2019, el STF le dio el estatus de “repercusión general” al caso, lo que significa que la decisión tomada en este caso servirá de pauta para la dirección federal y todas las instancias de la Justicia en lo que respecta a los procedimientos de demarcación. El juicio, por tanto, afectará al futuro de todos los territorios indígenas de Brasil.

 

El relator de la ONU pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que garantice los derechos de los pueblos indígenas a sus tierras y territorios, y que rechace un argumento jurídico promovido por agentes comerciales para explotar los recursos naturales en tierras indígenas tradicionales, refiriéndose a la tesis del Hito.

 

“Si el STF acepta la llamada tesis Milestone en su decisión sobre la demarcación de tierras a finales de este mes, podría legitimar la violencia contra los pueblos indígenas e intensificar los conflictos en la selva amazónica y otras áreas”, dijo el Relator.

 

La CIDH expresó su preocupación por la tesis jurídica de la “tesis del hito” y advirtió que podría tener graves efectos sobre los derechos de propiedad colectiva de los pueblos indígenas y tribales en Brasil.

 

La manifestación publicada ayer en el sitio web de la CIDH se dirige en particular al STF solicitando a la Corte que “adopte las medidas necesarias para revisar y modificar las disposiciones de las órdenes o directivas judiciales, como la “tesis Milestone”, que son incompatibles con los parámetros y obligaciones internacionales en materia de derechos humanos de los pueblos indígenas y tribales”.

 

Para el organismo de la OEA, la aplicación de la tesis Milestone “contradice los estándares internacionales e interamericanos de derechos humanos, en particular la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. En particular, porque no toma en consideración los innumerables casos en que los pueblos indígenas fueron desplazados por la fuerza de sus territorios, a menudo con extrema violencia, por lo que no estaban ocupando sus territorios en 1988”.